EL CUBO - Mauro Cartasso

Aún no se de qué forma llegué aquí, tampoco puedo explicar la claridad con la que veo los vértices de esta prisión, no se me ocurre otra manera de llamarla. Estoy en un cubo, paredes grises, ásperas, húmedas... totalmente cerrado, hermético aunque no me hacen falta aire ni luz; tampoco es momento para andar perdiendo el tiempo en cosas insignificantes, lo importante es que veo y respiro, existo. Tengo que pensar qué hago acá, alguien o algo debe haberme traído, dónde estará la puerta. Pienso..., es algo inexplicable... no tengo recuerdo. Por momentos me desespero quiero gritar pero no entiendo con que fin, no logro comprender, nada de esto tiene sentido...
No pertenezco a este lugar, será parte de algún castigo?... pero si así fuera cuál es el motivo o la condena, Dios ayúdame a recordar algo... no debo quebrarme. 

Comencemos otra vez...
Abrí los ojos como si recién despertara, estaba de espaldas recostado en el piso sin ropas, con la vista nublada, tal vez por mi propia condición o simplemente por la adaptación de mis ojos a la luz interior. Sorprendido divisé a unos dos metros de distancia la pared de enfrente, con pudor por sentirme desnudo traté de pararme pero mis músculos estaban cansados y sin fuerzas, así que me arrastré esos dos metros para simplemente darme cuenta que no había nada, ninguna ventana, tampoco una puerta; me acomodé como pude recostado sobre la pared y me tomé la cabeza lamentándome sin entender lo que sucedía, en ese momento descubrí que no tenía cabello, todo en mi había desaparecido, las ropas, el vello..., la esperanza. 

En mi desesperación me detuve apenas un minuto para tratar de procesar lo que estaba pasando. Al cabo de un rato ya con la vista más clara intenté calmarme y por más desconcertado que me encontraba, comencé a observar mi alrededor, el cual no presentaba diferencia alguna entre la pared y el techo, mucho menos el piso, aparentaba ser un cubo perfecto. Fue así que ya casi recuperado, aún con algo de dificultad pude incorporarme, intenté reconocer el lugar, lo palpé y golpeé con fuerza, no sentí el ruido ni los golpes de mis manos sobre las paredes grises, quise gritar y no emití sonido, no había nada que hacer, estaba atrapado, sin saber en que lugar.

Varias veces cerré los ojos con el anhelo de despertar y que todo se convierta tan solo en un mal sueño, no poseo recuerdos, fui despojado de todas mis pertenencias, me siento vacío..., razono... o por lo menos eso intento, no sé cuanto tiempo llevo así, en medio de la nada siendo todo al mismo tiempo, sin encontrar una salida y mucho menos, una explicación.

Lejos..., muy lejos de ese tiempo y lugar, dos señoras hablan en una esquina de
Buenos Aires y se preguntan, que habrá sido de aquel loco de la cuadra, el pobre hombre dejó el colchón y los cartones, abandonó lo poco que tenía y desapareció. En ese momento el semáforo de Av. San Martín liberó los automóviles que pasaban a cierta velocidad frente a las mujeres, mientras dos empleados municipales limpiaban a desgano el lugar que en otro momento ocupara el vago, la sorpresa fue que mientras retiraban la gran pila de cartones descubrieron detrás de ese muro raro, una pared que carece de puerta y ventanas, pintada solo con el dibujo de un enorme sifón negro, que tiene a los lados la inscripción "FIN DEL" - "MUNDO", cosa que realmente llama la atención.