TERCO – Claudio Guillermo del Castillo Pérez
En cierta tertulia doméstica, el crítico le comentó al
escritor que su cuento era excelente, pero se manchaba un poco cuando
afirmaba: “El diminuto Faraón en dorada crisálida de mariposa
embalsamado fue”. Le aclaró que no había en Egipto mariposas cuya
crisálida fuera de esa tonalidad. El escritor se quedó meditabundo un
instante y luego le espetó a su interlocutor que estaba equivocado, pues
al diminuto Faraón lo habían embalsamado en una. El crítico no supo qué
ripostar. Sorbió un poco de café y atacó:
—Su obra pudiera ser un clásico, créame, si no tuviera el
inconveniente de incluir un gazapo como una pirámide: el río Nilo no
discurre cerca de la ciudad egipcia que menciona.
—¡Imposible! ¿Está seguro?
—La Encarta… Tal vez haciendo algunas correcciones…
—Hmm, eso sí es grave. —murmuró para sí, rascándose la cabeza.
Dicho esto, se incorporó de un salto, tomó un pico, una pala y algo de dinero.
—¿A dónde va?
—A Egipto.
Y a Egipto se fue, a cambiar el curso del Nilo.
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